martes, 24 de noviembre de 2009

Autosatisfacción

La Masturbación

La masturbación, es acariciarse los propios órganos genitales, con el fin de procurarse placer sexual.
La masturbación en el adolescente se produce por la glándula hipofisaria, ya que ésta rige las glándulas sexuales, en el hombre los testículos y en la mujer los ovarios.
En ocasiones, la masturbación del adolescente conduce a la eyaculación.
La masturbación debe ser considerada como una etapa normal en la sexualidad del adolescente, entre los 12 y 16 años, cerca del 90% de los jóvenes tienden a recurrir a ella para manifestar su instinto sexual. Por lo general, alcanza su máximo a los 15 años de edad.
El adolescente para satisfacer su instinto, se masturba, cesando de esta manera, su tensión sexual, lo cual puede provocar dolores testiculares.
En el placer solitario desborda la imaginación de los jóvenes, los cuales construyen un mundo de sueño a partir de sus encuentros cotidianos o de vivas impresiones dejadas por una lectura o por una película.
Por otro lado, en la mujer la masturbación se reduce esencialmente a una fantasía imaginativa que se desarrolla antes de las horas de sueño, en ocasiones hay adolescentes que descubren con mayor o menor precocidad, las caricias cotidianas.
Para los dos sexos la masturbación puede constituir una válvula de seguridad que permite la descompresión del instinto sexual.
Durante siglos, la masturbación ha sido considerada por filósofos y moralistas como un vicio espantoso, se le consideraba como responsable de la tuberculosis, de la locura y de la parálisis.
Actualmente muchos padres, aunque no crean ya en tales supersticiones, temen que provoque a sus hijos un retraso en el crecimiento o dificultades escolares.
La masturbación no presenta peligros si sólo se lleva a cabo en una etapa del desarrollo sexual, a través de ella, tanto los hombres como las mujeres, pueden desarrollar en su imaginación su atracción hacia el otro sexo.

Teóricamente la masturbación debe desaparecer por sí misma hacia la edad de los 16 o 17 años, mas sin embargo, hay adolescentes de mayor edad, e incluso hombres adultos, que siguen con la práctica de la masturbación, ya que en ciertos casos, se vuelve una costumbre y es difícil la renuncia a ella.
El adolescente recurre a la masturbación para aliviar su tensión sexual, pero también en ocasiones sirve de ayuda para enfrentar un momento difícil.
Si el adolescente tiene la impresión de no ser suficientemente amado en su familia, si se encuentra en un internado, o en un orfanatorio, la vulnerabilidad a la recurrencia de la masturbación es mayor, ya que el adolescente piensa: si nadie me ama, me amaré yo, no necesito a nadie para darme placer, pues poseo en mi cuerpo todo lo necesario para ello.
También con frecuencia se recurre a la masturbación para compensar la angustia de una mala calificación en un examen o de cualquier fracaso, reflejándose con ello, el placer solitario. Esta situación representa un peligro, ya que el adolescente se puede refugiar en sí mismo, cada vez que tenga un disgusto o que se presente con algún obstáculo.
El adolescente debe saber que no es el único en tomar la masturbación como un refugio, de esa manera, no se sentirá culpable o anormal. Este sentimiento de culpa es otro peligro al que se presenta el adolescente, sin embargo, cuando la masturbación persiste mas allá de los 17 años, puede reflejar dificultades en la relación con los amigos o con los adultos del medio familiar, escolar o profesional, con frecuencia el sexo opuesto les inspira miedo y los jóvenes temen el encuentro con esos seres extraños de sexo distinto, de los cuales todo parece separarlos, por lo que prefieren replegarse sobre sí mismos. En estos casos, no deben dudar en pedir ayuda a sus amigos, a sus padres o a su médico, ya que sólo el diálogo puede hacer que desaparezca la angustia y descubrirán mas allá de las diferencias superficiales, afinidades profundas entre ellos y las chicas, deberán acostumbrarse a mezclarse con el otro sexo, el cual sigue siendo para ellos la única certeza de no comprometer su posterior vida sexual.

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